Cambia tu vida en 2 días y medio!!!
Últimamente no paro de encontrar anuncios que publicitan cambios personales, vitales, trascendentales…
”¡en 7 pasos!”, “¡en un tutorial de 10 minutos!”, “¡en dos ejercicios y una meditación!”,… :O
miedooooorrrr!!
Desconfío de recetas mágicas y de promesas de cambios fugaces, que se alimentan de nuestra necesidad de conexión (con nosotras mismas y con las demás personas), de nuestros altos niveles de ansiedad (aprendidos y potenciados culturalmente), y de nuestra poca capacidad de aceptación y de escucha (muy poco entrenada).
Parten de una necesidad real. Eso es cierto.
Estamos en un momento de transformación social. Hemos llegado a un punto en el que cada vez vemos más claro que necesitamos desarrollar cambios internos, personales, para poder generar cambios en el afuera, colectivos y sociales. Sabemos que necesitamos cambiar nuestras formas de relación, porque en ellas se basa nuestro sistema social.
Las formas tradicionales de transformación de nuestra cultura se nos han quedado obsoletas. Principalmente porque se mueven en una sóla dimensión: racional, discursiva, cognitiva. Importante, pero no única. Necesitamos ampliar el foco y observar qué sucede en otros planos: emocional, relacional, corporal, espiritual*,…
Somos seres multidimensionales, y necesitamos mirarnos de una forma más integral.
No es casualidad que se multipliquen las ofertas de espacios, talleres, jornadas,… en las que queremos trabajar desde una perspectiva «psico-corpo-bio-clima-mente-emocional».
¡Qué ya no sabemos ni cómo expresar que necesitamos integralo todo!
Estoy contenta de poder vivir en mi cuerpo este despertar social, que se puede sentir en diferentes niveles: en los espacios colectivos, en los intentos de desarrollar nuevas formas de hacer política, en la importancia creciente que damos a cómo nos comunicamos y nos relacionamos,…
Poco a poco.
Los cambios reales, los que nos permiten cuestionar nuestras estructuras, internas y externas, los que nos permiten ser otra cosa, son lentos. Dichas estructuras llevan ahí mucho tiempo, son rígidas y fuertes. Llevamos años construyéndonos desde la dicotomía mente-corazón. Deconstruir, y construir algo nuevo, es tarea compleja.
Además, las dimensiones tienen ritmos diferentes. A menudo lo que nuestra mente-razón ya ha comprendido, todavía no ha sido digerido por nuestro cuerpo-emoción. Por ello, más que nunca, necesitamos tiempo. Tiempo de calidad. Personal y colectivo.
Necesitamos parar, escuchar, conectar. Despacito, sin prisa. China chana. Con conciencia, cuidados y placer.
“Vamos despacio porque vamos lejos”, decíamos…
* la espiritualidad está relacionada con la necesidad de dotar a nuestras vidas de un sentido más profundo
Deja tu respuesta
¿Quieres unirte al tema?¡Escribe tu opinión!