Círculo de mujeres: cuestionar el género, descubrirme libre
Nacemos y crecemos en una sociedad que nos marca cómo tenemos que ser según nuestro género asignado.
“Las chicas no se pelean”, “los chicos no lloran”,
“las niñas sonrien y son cariñosas”, “los niños no juegan con muñecas”,
“las mujeres son cuidadoras”, “los hombres son fuertes y seguros”…
A todo esto le llamamos mandatos de género. Son las expectativas, las creencias o los roles que tradicionalmente han definido cómo tenemos que comportarnos, vestirnos, relacionarnos, amar,… según si hemos sido categorizados como hombres o mujeres.
Necesitamos cuestionar dichos mandatos, despojarnos de etiquetas que nos meten en cajitas, más o menos grandes, en las que no nos podemos mover. Para poder desarrollarme creativamente, para poder ser lo que yo siento que quiero ser, necesito romper moldes. Aunque duela, aunque no sea políticamente correcto, aunque parezca raro, aunque…
El género es colectivo
Continuamente nos estamos moviendo en las diferentes dimensiones: personal, relacional y social-política. El género, como todo, influye en todas nuestras dimensiones. De ahí la importancia de desarrollar diferentes vías, metodologías, formas,…
El género es una construcción social, y por tanto, es importante poder cuestionarlo desde la colectividad. Nos afecta a todas las personas. Entre todas es más fácil detectar, analizar y reinventar(nos).
Además, los espacios no mixtos, es decir, espacios donde sólo acuden personas identificadas con un determinado género o categoría social, son importantes y necesarios para poder observar dichos mandatos.
En los grupos tenemos la suerte de poder vernos en las demás personas, como si fueran espejitos que nos devuelven nuestra mirada, y que nos ayudan a reconocer aspectos propios que nos cuesta ver solas.
Círculo de mujeres: Un grupo de mujeres donde poder mirarte
En los círculos de mujeres buscamos crear un espacio de seguridad, de libertad y de confianza. Facilitamos la toma de conciencia de nuestros conflictos y dificultades, muchas de ellas asociadas al género. Escucho a mi compañera y pienso que lo que dice podría contarlo yo. Entiendo perfectamente la emoción de la mujer que tengo al lado porque también es la mía. Crecemos juntas, aprendiéndo unas de otras.
A menudo se oye: “¡qué casualidad, a mí me pasa lo mismo!”. Y entonces, cuando te descubres en la otra, empiezas a entender… y cositas que pensabas que eran sólo tuyas se colectivizan, dando los primeros pasos hacia la sororidad, la alianza entre mujeres.
Imagina un lugar donde los cuerpos son libres.
Libres para decidir,
para elegir,
para sentir y vivir.
La libertad de los cuerpos, más allá del género, es nuestra meta. Si bien el camino requiere tiempo, y necesitamos sentarnos alrededor del género para observar de qué cosas queremos desprendernos y qué queremos transformar.
Queremos romper los mandatos de género, (los que cada persona quiera romper, claro), porque a menudo nos encorsetan y no nos dejan respirar(nos).
Quiero descubrir quién soy y quién quiero ser.
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